¡Es un hecho que mis hijos nacieron con el simple objetivo de comer! No se si lo heredaron o es mi culpa por los desayunos a los que tuve a bien acostumbrarlos desde temprana edad, pero cualquiera pensaria al ver su hambre por la mañana que no han comido en días. Cuando tenemos amigos en casa, se quedan impresionados de ver que Rodrigo come tres veces lo que ellos y despues todavia nos dice que tiene hambre.
Entenderan entonces cuando les comento el shock que causo en nuestra casa el repentino cambio de alimentación que tuvimos a principios del 2012.
“¡Ay Papa! Lo único que no me gusto nada, nada de que viniera nuestro tío Iñaki es que desde entonces ya no comemos tan rico….los hot cakes que me haces, ya no son como antes!” me decían constantemente Fátima y Rodrigo. Y, “¿Papá? ¿Algún día de estos puedes volver a comprar de esas avenas que me gustan?”.
Las quejas poco a poco han bajado pero definitivamente hemos tenido momentos de gran resistencia. Pero todo ha valido la pena.
En Febrero de este año, Meme y yo estábamos muy preocupados por el progreso de Rodrigo en la escuela y su falta de concentración hacia casi cualquier actividad en la que estaba participando. Después de tomarse una semana extra de vacaciones en Diciembre y faltar 2 semanas en Enero por otra vacación familiar, estaba muy atrasado y parecía totalmente desmotivado en todo. Como papás, nos tenía frustrados ver que no lograbamos prenderle la chispa de nuevo. Siendo nutrióloga y preocupada por la comida desde siempre, Memé ya había leído mucho sobre asuntos relacionados al gluten y habíamos tratado un par de veces de hacer pruebas para ver la reacción de Rodrigo a una dieta sin gluten. Los resultados eran clarísimos pero yo, trabado en mi necedad típica, no me dejaba convencer. Luego vino Iñaki y tuvimos una de esas pláticas que simplemente te cambia la vida, literalmente. Me parecía que todo lo que me platicaba sobre las consecuencias de la alimentación tradicional, nos aplicaban a mí y a Rodrigo (el cansancio sin razón, el bostezo de media tarde, la falta de energía y concentración, el estómago inflado, etc.). Decidí seguir su consejo….un mes de prueba…que perdemos…nada…..
A la semana de llevar una alimentación 95% paleo y eliminar el gluten 100% de nuestra alimentación, Meme estaba en la escuela de los niños cuando de la nada la maestra de Rodrigo se acerco a ella para comentarle que había notado una cambio increible de Rodrigo en los últimos 2-3 días…su mente estaba enfocada y finalmente estaba enganchado en la escuela. Por mi parte, los gases y sobrecarga estomacal que había tenido por los últimos 20 años y que estaba convencido eran parte normal de la vida habían desaparecido por completo. Físicamente me sentía fuerte y sano, y a pesar de realmente no necesitarlo, baje casi 7 kilos en un periodo de 3 semanas para alcanzar lo que es ahora mi peso ideal.
¡El cambio no ha sido fácil! Los viajes de negocios una o dos veces al més requieren más planeación que antes para estar seguro que tengo opciones viables de comida…y ahi les encargo el reto que es encontrar una cena paleo en la mitad de la nada en Utah o simplemente en el aeropuerto de Denver. Pero después de 7 meses estoy convencido de que tampoco es tán difícil…con un poco de imaginación y la mente abierta. Pero de todo esto iremos platicando poco a poco de aqui en adelante. No pretendo aparentar tener los conocimientos necesarios para instruirlos en los detalles de la vida paleo o presumirles de mis grandes recetas (la mayoria de las veces necesito que Meme venga a mi rescate cuando me aventuro a la cocina)…eso se lo dejaremos a Iñaki y Ramón….pero intentaré de la mejor forma posible, compartirles la aventura de nuestra familia en este estilo de vida, – lo que nos salga bien y lo que nos salga mal – y si me lo permiten, invitarlos a unirse a nosotros y disfrutar de una vida sana y feliz!!!
¡Bienvenidos! ¿Le entran?
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